Bien sabe el hombre erudito,Que de todos los amores conocidosEl de más mérito, el más alto, el infinito,Es aquel jamás correspondido;El imposible, el ideal, El meta-físico, terriblemente mortal. __________________________Sólo existe una forma de amar:Pocos son los desdichados (Afortunados?) que la conocen. __________________________No existe cosa más bella que amar sin esperar nada…Ni nada más doloroso. __________________________No la tuve entre mis brazos,Ni gocé de su favor;No logré robarle un besoY, sin embargo….Sé lo que es Amor. __________________________Dirás que es del todo imposible,Que no la toqué, ni la abracé, ni la besé.Te mofarás de mí enseñándome Tu larga lista de inútiles conquistas…¡y te vanaglorias de ello!Tan sólo a una amé y lo celebro:Sólo obtuve dolor y sufrimiento…Aún hiere, mas no me arrepiento.Yo, pues, tuve la dicha de conocerlaY, pese a todo, sé lo que tú ignoras:Aquello que es Amar.
Ella descansaba, recostada en el sofá,Con los ojos rasgados, vencidos por el sueño.Su mirada, otrora viva, tímida ahora,Era una finísima línea de violeta eterno Que asomaba por la frontera del párpado.Su cuerpo, como el cuello de un cisne,Se dejaba ver elegante, y a la vez agotadoConsumido por un amor reciente y ya pasado,De cuya evocación siempre recuerdos tristesLa hundían en la mullida penumbra del sofá.Ella suspiraba, consciente: habíase ido.Suspiraba de nuevo, pues jamás regresaría.Ella respiraba aún, y su aliento cargado de rosasLa cámara silenciosa inundaba de rocío.Criatura delicada, liviana, etéreaAparentemente frágil, decididamente bella;En ocasiones despierta, siempre risueña,Juvenil, empero trascendente, así era ella.Ahora su imaginación la transportabaA aquel invernadero, Edén artificialDonde recibió su primer beso.Cargada de inconsciente felicidad lloró,Sabiendo que aquel eterno instanteEl Destino lo cobraría más adelante.Que si entonces dulces eran las lágrimas,Temprano o tarde -siempre pronto-Se tornarían, como la hiel, amargas,Al caer del labio en su boca de mil rimas;Caerían sí, pesados glaciares en deshielo,Deslizándose por sus mullidas mejillas-Mullidas como el sofá de terciopelo.
El reloj de músculo siempre fue un individuo encaprichado,Sus manecillas siguen una extraña, alocada secuencia,Baile ilógico que escapa a la inexorable consciencia,A los invisibles hilos del Tiempo, dictador anciano.Sin motivo aparente su incierto mecanismo se acelera,Y chirrían, a su aire, tuercas, tornillos y bielas.Otras veces aparece deprimido, sin vida, sin ruido,Y se hielan los recuerdos, pesadas estalactitas,Silenciosas puñaladas de memoria, sin motivo,Incesantemente recreadas, ¡tortura maldita!Encerrado en un iglú, detenido se retuerceEsperando la estación liberadora;Ilusión y esperanza, y a un tiempo,También dolor, y suspiros, y anhelo,Deseo que no permite demora.
I
Fue una tarde de Primavera temprana:Era Abril y yo un ateo en el Amor.Iba paseando, inquieto, como buscandoAquel sentir del cual mi Fe renegaba.Mas cuando desplegando sus alas, henchidoDe dulces melodías habló el ruiseñor;Cuando el Destino a mi paso quisoQue él pletórico alzara su voz,Entonces, inevitablemente, me postré y creí,¡¡me postré y creí!!Como antes otros lo hicieron.Cegado por su voz, por completo hipnotizadoMe acerqué… me acerqué hasta quemarme de pasiòn.Y con estos ojos, ahora ciegos, víQue no era el bendito pájaro sino el violín de Dios.Y Dios…una muchacha de azules esferasY cabellos rubios, radiante como un sol.
II
Verdes bucles de raso a la puerta tímidamente asomaron,Acariciando, elegantemente plegados, el mármol inerte.Extraña imagen, primera en que mis ojos repararon,Desde entonces irremediablemente encaprichadosDe su Destino cruel, de su fatal suerte.Ocultos los piel bajo la textil esmeralda, ésta cobraba vida,Y así, movida por secretos resortes, por invisibles fuerzas,Se deslizaba ingrávida tras la finísima cortina.Transcurridos los eternos segundos, apartóse el etéreo veloY ya le fue imposible disimular su belleza:En ninguna otra criatura puso Dios tanto celo.Un inesperado aroma de intranquilidad sacudió mi alma,Revelando de mi mortal imperfección la dolorosa consciencia,Descubiéndola por vez primera, mi letal carencia,Mi deseo - su rubia cabeza -, mi desasosiego.Impregnado de su visión mi voluntad se evapora:Confundiéndose con la suya, el mundo difuso se tornaY sólo ella aparece nítida ante mí; para el resto soy ciego.Ahora, extinta su presencia, vuelve de la soledad la calmaY vacío de amor, en vano busco su KarmaA través de inhóspitos parajes, en urbanos desiertos,Vagando sin rumbo, desconcertado por falsas corrientes,Por concurridas plazas y frívolos ambientes.Enfermo incurable de su amor, su cancerígena mirada me persigueInvadiendo huesos, piel, pensamientos y versos;Permanentemente en trance, desvelado por un gesto,Una sonrisa suya, un guiño…y estoy muerto.Vivo en un extraño mundo de un solo habitante,Y éste me es esquivo, siempre ausente, distante.
III
Si el mañana oscuro se presentaraCon espesos nubarrones en el cielo,Y el sol ya nunca se asomaraA derretir el eterno Enero.Si Fortuna y amigos ese díaGris maldito, me abandonaranY perdido sin rumbo ni guíaPor el mundo en ruinas caminara.Si en esa noche estrelladaEl Norte fuera Sur y el Oeste, Este;Y el Amor fuera Odio y todo cambiara,Aún algo me quedaría: tu sonrisa, tu cara.
IV
Si en ocasiones me encuentras taciturno,Y mi espíritu se te muestra reservado,Ten en cuenta que no es capricho mi estadoSino hechizo que tus ojos regalaronAl posarse cual dos astros errabundosSobre mi triste mirada de cristal mojado.Quien los ha visto ya nunca olvidaY se arrastra, vacío por el mundo,Anhelando ver de nuevo tal proeza:¡vivientes joyas que el corazón suspira!…anterior a ellas nada recuerda.Consciente o dormido, cerrados mis ojos o abiertosNo puedo apartarlos de mi pensamiento.Doquiera que vaya, despierto o en sueños,Al doblar cada esquina me los encuentro.
V
Amar en la distancia,Amar sin ser amado,Es cosa de importancia,Mas hay que estar chiflado(o enamorado)Amar sin ser amado,Y hacerlo con constanciaTiene su relevanciaPor más que sea ignorado.Amar constantemente,A quien de uno reniega,Amar de forma ciega,Es cosa de inconsciente.Olvidarse de la vidaTan sólo de ella pendiente,Tener la mente perdidaEn su nívea frente,No es algo que se aceptaSin más, alegremente,De mal grado normalmente,Salvo si enamorado:Nada entonces afecta.Y es que estoy chiflado,Soy un inconsciente,De corazón ignorado,Y palpitar incandescente.
VI a)
La amo como la marea ama a la luna,Como se aman desgracia y fortuna.La amo como las rosas aman la Primavera,Como los gordos aman la nevera.La amo como el loco ama su locura,Y el sabio su cordura.La amo como el Sol ama los planetas,Como el niño ama las piruletas.
VI b)
La amo como ama el árbol la resina,Como se aman levadura y harina.La amo como sus zancos el enano.Como Thelonius Monk amó su piano.La amo como lo hacen esfuerzo y resultados,Como sonrisa y enfado.La amo con la pasión misma de Fausto y Margarita,Como lo hacen el ladrón y Santa Rita.Somos uno, como Simon&Garfunkel,Como el vídeo y el Telefunken.La amo a lo loco, sin ton ni son,Incomprensiblemente, como negro y algodón.
VII
Cuando a mis ruegos cierras tus oídosY, volviendo tus pasos me ignoras;Cuando sin haberme conocido,Negándome una oportunidad me abandonas,Te equivocas.Cuando en tu soledad sorprendesA tu pensamiento en mí ocupadoY, cegada por no sé qué fuerza le reprendes,Prohibiéndole añorar momentos pasados,Te equivocas.Cuando crees encontrar la felicidadEn brazos de otro afortunado;Cuando a él tu amor has entregado,Bien sé que te remuerde la fatalidadDe sentirte equivocada una vez más.
VIII
Su rostro acariciando mis torpes manosAún caliente perdura en mi recuerdo,Buscando algún pedazo de corazón olvidado,Restos de un dañino amor que a mi pesar conservo,Amarrado a mi poética existencia.nocivo Destino, qué pócima maldita me diste a beberaquella noche de Abril en que sus ojos miré.Pues vi allí, en un instante, mi vida:Intuí entonces la causa de mi presencia.Ví en sus ojos el misterio que la cienciaEn vano a descifrar aspira.Allí ví, sí, amor en eterno presente-Ni futuro ni pasado: para siempreHoy cegados mis ojos, cerrados mis versos,Observo desde el borde del pozo mi almaPerdida en la indolencia de su calma.Con asumida rabia lanzo su nombre al viento…Catársis vana del enamorado, que transforma su amor en eco!!El eterno mensaje permanecerá sin respuesta…¡¡¡Respóndeme!!! Odiándome o queriéndome,Mas no callada.
IX
…y entonces llegó el momento esperado,La hora exquisita en que nuestras almas se cruzaron.De motu propio el Tiempo se detuvoPara contemplar embelesado el inusitado éxtasisY concedernos así una eternidad inconsciente,Brevemente trascendente.Mas, de repente, azorada la mirada retirasteY las dos estrellas se volvieron fugaces,Descubriendo yo en ese gesto traidorQue tu amor era fábula de mi imaginación.
X
Vano e inútil es todo mi esfuerzoPor conseguir de ella un amable gesto.Dardos mellados son mis versosEn su corazón de amor desierto.Porfío así, lucho a sabiendasDe su indiferencia y su desprecio:Mi tragedia es saberme excluido,De su amor ni objeto ni prenda.Y ya entiendo que nada queda,Que inútil es pelear;Que si dos no quieren El amor no llega.
XI
Cada momento que a solas Con mi corazón me encuentro;Por mucho que intente el tiempoOcupar con gente y cosas;No importa, al final siempre llegaFría la soledad que abrasa.Heladas mis entrañas reflexiono,Me pregunto maldiciendoY juzgo, mas no entiendo,Y con mi estrella me encono:Si Él quiso que yo tuvieraLa dicha de conocerte;Si Él que todo lo sabeMe creó para verte…Dime, ¿te dijo a ti acasoPor qué siendo tú mi finMe negó tu corazón?¿por qué tenebrosa razón me descubrió la felicidadhaciendo realidad mi sueñopara después, inmediatamente,arrebatármelo en una noche maldita,cruelmente, Él, que se suponeque es Perfecto, Bondad Infinita?Será que sus razones son tan altasQue yo no las comprendo. Ni quiero:Despojar al enamorado de su tesoro,Sin vida, el alma pisoteada,Nunca fue, ni puede ser bueno.
XII
Aún sobre la polvorienta mesa veíaseOscurecida por silenciosos años de soledad,Consumida alrededor de la rosa, una botella.Su amor en el tiempo fue vano, estéril su abrazo:La rosa aparecía marchita, extinta su antigua beldad.Inútiles también, junto al cadáver, yacían despreocupadasLas cartas, los poemas, las palabras de amor rechazadas…Aún leíanse los sentimientos intactos, ya inertes;Percibíase el aroma, el perfume del adiós en el ambiente,Y el sangrante trazo del beso suicida que recibió con tristeza.¡Y es que su Amor fue tan grande…y su indiferencia tan constante!...Acaso como la botella y la rosa, Que, marchita, ahora se lamenta:“¡mejor estarías, mujer, muerta!Juzgar Amor así a la ligera…”
XIII
No importa que las flores olvidenSu timidez invernal y ardorosasMuestren ahora el esplendor de su juventud.No importa que los pájaros anuncienCon canciones de amor primorosasDe las mujeres su gracia y virtud.No importa que la brisa acaricieDe los árboles las copas suavemente,Ni que la lluvia aparezca de repente,Para aliviar los calores de la molicie.En verdad poco importa, y me es indiferenteQue mañana yo despierte-que el mundo permanezca o reviente-pues, desde que ella se fuerapara mí no existe más Primavera.
XIV
Sumida en extraños pensamientos,Mi mente al profundo abismoDe la tristeza se asoma:Mi cuerpo inerte, de mi mismoAlma, resignado, se enajena.De errores pasados me arrepiento,De momentos vividos y de penasQue solo conoce el que se encuentraDesolado, como Dios, perdido,Sin remedio hundido en medioDe un verdadero amor no correspondido.
XV
De mi soledad ya corona el puertoEl antiguo lamento que en vanoTrato de esconder a mis recuerdos.Sube con dificultad, quejumbroso,Arrastrando pesados fardos carnososSobre la encorvada espalda.Cansado, se tambalea por la carga,Mas es inexorable la certezaDe que, salvando todo obstáculo,Llegará de nuevo a la metaPara atormentar mis oscuras nochesCon los diplomáticos reprochesDe un amor pasado y querido;De profundas heridasDel que aún soy cautivo.
XVI
Es a mi pesar un gozoEl saber que no me amas,Pues ahora tranquilo llorar puedo,Ahogar tu recuerdo en mi sollozo.Las ruinas de mi corazón son ya certeza;Sin la duda de tu querer ya nada oprime.Tu sincero adiós me ha liberadoDel ligero yugo que como esclavoTuyo hasta el final soporté con entereza.Y ya da igual si mi amor fue paroxismo,Si mis lágrimas eran ciertas, si tus mentirasEn mi ciega veneración hicieron mellaO desde el inicio fue todo un espejismo.Que quizás bajo tu divina aparienciaOcultabas otra siniestra existencia:¡aún clavados siento tus dientes!¡quizás nunca curen las heridas!, de tu fatal veneno, mi áspid…¡¡mi vida!!
XVII
Este esquizofrénico espíritu que en mi habitaSus repentinamente violentos, cambiantes estadosZarandean mi alma malditaCon fugaces éxtasis, con anhelos funestos:Aquí, ahora, extrañamente feliz,Efímeramente engañado por la jugosa perdizQue a todos se nos promete al final del cuento.Mas, terminada la pitanza, ¿de qué me sorprendo?¿por qué de mi desdicha sólo entonces me lamento?Bien sabía que en la Tierra sólo lo malo es eterno.Y así me verás, de nuevo en mi natural estado:Allí en la pétrea colina, triste, estoico, solitario;Desafiantes mis cabellos al viento, melancólico, huraño.Sorprendido, incrédulo, quizás indignado, preguntasSi siempre fue así: “¡sabe Dios si es cierto!También habría días perfumados en mi vida”- te contesto.“aunque – prosigo- verdad o mentira, la pasada dicha, la presunta, si alguna vez fue, ya se ha ido, con su recuerdo”.Antes que ella nada queda en mi cerebro:Aquel escalón lo subí hace ya tiempo,Y el temor al vértigo hace imposible volvermeAtrás y contemplar el feliz agujero negro,Los oscuros maravillosos añosperdido en su desconocimiento.Aún no sé con qué misteriosa ponzoñaUntó Cupido sus preciosas, crueles flechas:Sólo sé que la herida que ella abrió no cierrra.Tampoco sé, ni comprendo, por qué sus labios apartaImpidiendo a los míos entre suspiros recogerEl balsámico antídoto que es su beso.Algunos piensan que el verdadero Amor es imposible,Elixir de inextinguible éxtasis, gozo eterno…Quizás sea algo tan elevado que nos es incomprensible.
XVIII
Si alguna vez tus ojos azules preclarosSienten apagados el nostálgico recuerdo,En la ya borrosa visión del tiempoLejano en que nuestras almas se encontraron.Si alguna vez inquieta, en la noche reveladora,Imposible dormir, activado el pensamiento reflexionasY, brotando una lágrima, suspirando encuentrasQue, sorprendentemente y por primera vez me añoras;Si, aunque una única y solitaria vez siquiera,Abriéndose tu profunda, femenina intuición dudasDe tu felicidad actual y, curiosa quierasRecorrer conmigo una nueva senda, amorosa aventura;Entonces recuerda bien, y no olvides nuncaQue mi Amor es más cierto que la tumba;Que, siendo como me son del todo inciertosLos caprichosos dictámenes de tu corazón,Aún así, sin aparente criterio, lógica o razón,Arropada en tu ausencia creció mi pasión.Recuerda bien, siempre vigente, lo que ahora escribo:Escogieras tú la hora, el día y el año al azar;El momento propicio, la idónea situación u oportunidad…Si alguna vez con amor de mí tus ojos se acordaranTen la seguridad que, muerto o vivo,¡en ese fugaz instante también yo en ti pensaba!
XIX
Si alguna vez, a la luz de la alborada,Una lágrima piadosa brota en forma de recuerdoY, recorriendo tu palmípedo cuelloResbalando por tus umbrosos pechosAlcanza tu gélido, pétreo corazón;Si, en ese momento, estando yo ausenteLejos ya, perdido en el pozo de la muerte.Reconociendo entonces mi desinteresado amorNaciera en tus entrañas la irresistible pasión;Si de verdad como yo, me estimas más que a la vidaNo dudes más: reúnete conmigo, el que eternamente esperaY, blandiendo firme la hoja, ¡¡¡atraviésate el corazón!!!
XX
En un apartado rincón de mi despistado cerebroReposan, semiolvidados, tus recuerdos, mis memorias.Es un lugar sombrío, perdido en un requiebro,Acaso el último reducto de nuestra truncada historia.En el devenir de mi vida, ocultos permanecen,En esa maldita región, propósitos y proyectos:Lo que pudo ser una vez y quedóse en potencia;Aquello que soñamos en nuestra poética existencia.Mas, de cuando en cuando, el dormido monstruo desperezaY, movido por secretos mecanismos del Azar despierta.Entonces, no importa el tiempo, lugar o fecha,Que en esa estación querida tu imagen en mí resuena,Floreciendo inusitadamente aquel umbroso rincón,Invadiéndome de nuevo el fatal perfume de tu Amor.
XXI
Los versos ya no fluyen como antaño:Perdida su inocencia, su frescura y candidezCada palabra escrita produce a mi corazón gran daño,Clavándose cual oxidados puñales en mi vital timidez.Desconsolado, emborrono y tacho buscando en vanoLas palabras perdidas, las mágicas expresiones de amorEn otros tiempos encontradas, casi improvisadasQue ahora descansan, por siempre sepultadasJunto a tu imborrable recuerdo,De mi existencia tormento y aliento.Sin ninfa ni musa, sin inspiración ni diosaNo es posible encontrarle sentido a la vida:El hombre cobarde se aferra a una existencia penosa,Mas el poeta, el estoico, el héroe, se suicida.
XXII
También yo puedo escribir los versos más tristes esta noche.Escribir: “cae la noche y se oscurece mi pluma,Y el papel protesta, rasgada su piel por mi trazo”.Ajena, ella duerme ahora en otros brazos,Y mis ojos lloran versos, y la esperanza se me esfuma.¡Aún puedo escribirlos más tristes esta noche!Y todas la noches que me quedan para recordarla.De ella amor nada me queda, tan sólo reprochesMas mi corazón moribundo se resiste a olvidarla.Puedo escribir los versos más tristes esta noche,¡acaso tú también si la hubieras conocido!Ya no me traspasarán sus ojos inmensosColoreados de cielo, ni sus labios tersos,Ni sus dedos ávidos de carne hambrientos,Ya de violeta insensible, gangrenados de olvido.Recuerdo un tiempo en que eran versos los suspirosY nuestras cómplices miradas se encontraron en un beso.También yo puedo escribir esta noche los más tristes versos.Y me es fácil, pues mucho la quise y ella jamás lo hizo.Su sonrisa fue un engaño, su belleza un hechizo.Aquello no fue amor, mas deliciosamente parecido;Falso éxtasis de sutil locura, vano delirio.Yo, casi feliz, imaginando ser correspondido,Y ella…sólo Dios lo sabe…¡ella se ha ido!¿¡por qué me duele tanto, si nunca me quiso!?¿por qué, entonces, estos amargos reproches?¿entiendes que escriba versos tan tristes esta noche?
XXIII
Triste me encuentro como un verso nocturno,Y me muestro por ello huraño y taciturno.Vencidos mis miembros por el sueñoCansado, que acabe esta noche lamento,Cuando la mía, eterna, se despereza,Incapaz de vislumbrar amor entre la tiniebla.